miércoles, 21 de enero de 2015


CHARLA SOBRE LA NOVELA


“NO ES TIEMPO PARA ROSAS ROJAS”,


DE ANTONIETA MADRID.


 

 

Los años sesenta. Cambios a nivel mundial y sus efectos en Venezuela:

 

Se puede decir, con propiedad, que  los años sesenta   conmocionaron al mundo. Durante esta década se produjeron, a nivel mundial,  grandes y significativos cambios científicos, tecnológicos, filosóficos, políticos,   sociales, culturales y espirituales.

No se puede hablar de   No es tiempo para rosas rojas, sin referirse a los años sesenta, porque esta novela es un producto genuino de esa década y en ella se reflejan, no sólo los cambios habidos en el mundo durante estos años, sino  los cambios operados en el continente latinoamericano y más específicamente en Venezuela, donde la juventud, al ser impactada  por los sucesos mundiales,  toma conciencia  del nuevo estado de cosas  y se produce el salto generacional, expresado en las nuevas actitudes adoptadas, por la juventud de los sesenta y décadas posteriores,  ante la vida y la escritura.  

Entre los cambios  científicos y  tecnológicos  más notorios tenemos  el alto  desarrollo alcanzado en  la ciencia y la tecnología  a  todos los niveles, entre los que destaca:  la conquista del espacio  (el hombre llega a la luna en 1969); en cibernética,  la aparición de las primeras  computadoras;  en informática, los libros de Marshall MacLuhan (La novia mecánica y  La Galaxia Gutemberg), sobre  el desarrollo de la televisión y el  poder de los medios, precursores  del  “gran ojo omnividente” de la globalización  y del desarrollo ulterior  de  las comunicaciones. En psiquiatría, habría que mencionar a los culturalistas Karen Horney y Erich  Fromm;  y a Jacques Lacan, por incorporar el estructuralismo a la psiquiatría; los experimentos psicodélicos de Timoty O’Leary y William Burroughs  y la píldora anticonceptiva, promotora del feminismo y de la liberación sexual...

Los cambios sociales   y  culturales  también fueron enormes. Durante esta década, se producen  movimientos  como el  Movimiento Hinduista,  y Orientalista en general: Budismo, Zen, Ascetismo, Espiritualismo (Krishnamurti, Susuki, Erich Fromm, entre otros). En los 60  aparecen los primeros gurúes,    astrólogos   y  maestros Zen  y  se  extiende en Europa y en USA,  la práctica del yoga.   

Precedido por el movimiento de los  beatniks  (The Beat Generation, integrada  por:  Jack Kerouac, Allen Ginsberg, William Burrooughs; el “Grupo de San Francisco”  con Lawrence Ferlenghetti and Gary Snyder; Neal Cassady, Gregory Corso,  Herbert Huncke y Peter Orlovsky), aparece en escena en 1960, el   Movimiento  Hippie,  con sus variantes: The Flower Revolution  y Amor y Paz. Este fue  un movimiento   juvenil de protesta social, aparecido en USA en 1960, considerado más tarde (en 1964), como uno  de los pilares del movimiento  de la  contracultura. Los hippies eran pacifistas, budistas, vegetarianos, amantes de  la naturaleza  (usaban la flor como símbolo), vivían en  grupos que llamaban “comunas”, aspiraban a la felicidad  y eventualmente consumían  drogas.  Este movimiento (hippie), prácticamente ya desaparecido,  fue   precursor de algunos movimientos contemporáneos,   pacifistas y  ecologistas.

            Entre los acontecimientos políticos de la década, a nivel mundial,  habría que destacar el movimiento contra la Guerra de Vietnam (2° mitad de la década); la Revolución Cultural China (1966-76);  el Mayo Francés (1968); la Primavera de Praga (1968); la matanza de Tlatelolco en México (1968); la construcción del Muro de Berlín (1960)  y  la Revolución Cubana  (1959), entre otros movimientos de índole ideológica y política.

            Entre   los movimientos culturales habría que mencionar  el  Pop Art  (Andy Warhol); la contracultura  (Susan Sontag); en pintura, el  cinetismo;  cambios en la moda (la minifalda);  entre otros cambios: En Literatura tenemos el  estructuralismo, la  semiología (semiótica en USA); La Nueva Crítica (polémica desencadenada entre Serge Doubrovsky  y Raymond Picard, sobre la publicación de Nouvelle critique ou nouvelle imposture, de R. Picard en una época (1965-1966) caracterizada por la revolución permanente de las artes y de las ciencias)  y  la Teoría de Conjunto   del  Grupo Tel Quel  (Barthes, Derrida, Kristeva, Foucault, Sollers, et al), en Francia; y el postmodernismo,  ya anunciado por los filósofos de la Escuela de Frankfurt en los  años  cincuenta.

El movimiento musical también fue muy significativo. Integrado por los cantantes de protesta,  Bob Dylan y Joan  Baez, los  innovadores Jimmy Hendrix y Janis Joplin,  ambos fallecidos  a fines de los sesenta; y grupos musicales como los Beatles, los Rolling Stones, los Bee Gees, y muchos más  presentes en el inolvidable  Concierto de Woodstock..

Los cambios acaecidos en el mundo durante la década de los sesenta tuvieron hondas repercusiones en Venezuela, resumiéndose éstas en  profundos cambios en la conducta y expectativas  de los jóvenes, que dieron paso a la toma de conciencia de  toda una generación, expresada en nuevas  actitudes ante la vida, a nivel  familiar y   personal; ante el amor, el sexo y el matrimonio y en una total  ruptura con las costumbres  tradicionales.

            La mayor influencia  puede ubicarse  en el movimiento orientalista  (el hinduismo); en el movimiento hippie,  y a nivel político, en el movimiento guerrillero, inspirado en la reciente revolución cubana, que costó la vida y el exilio a muchos jóvenes de la época. Los cambios mundiales de la década también tuvieron hondas repercusiones en el continente latinoamericano, donde, además de los cambios señalados ocurridos en el país, se produjeron movimientos políticos (revolucionarios) similares en muchos países del continente.

Pero el resultado más notorio de todos los cambios, a nivel continental, fue el surgimiento de La Nueva Novela Hispanoamericana, enmarcada en el llamado Boom de los sesenta. Este movimiento literario, ideado por Carlos Barral y Carmen Balcells,  tuvo repercusión internacional e influencia en la literatura universal, al mostrar  el imaginario del  continente  hispanoamericano con un lenguaje y una estructura totalmente renovados, aportando nuevos métodos literarios y nuevas formas de  apropiación del mundo.

 

 

El salto generacional en la vida y en la escritura:

 

En los años sesenta las mujeres rompen el silencio, se expresan libremente según sus propios criterios, ensayan nuevas formas de comportamiento y de percibir el mundo,  y sobre todo aprenden a  decidir sus relaciones amorosas  de acuerdo a nuevos modelos. Existía un abismo entre  la forma de vida de nuestras madres y abuelas y las nuevas actitudes adoptadas por las jóvenes de los sesenta lo que conduce al gran salto generacional que abarca todos los ámbitos  (personales, profesionales,  culturales y  hasta    políticos), al  adoptar un nuevo discurso, producto de una visión más totalizante del mundo.

            En la literatura, la  escritora de los sesenta  incursiona y se desenvuelve libremente en la narrativa. Antes las mujeres escritoras sólo escribían poesía y cartas,  y aunque algunas  eran narradoras y novelistas  (el caso de   Teresa de la Parra, y más tarde, narradoras como Lucila Palacios, Gloria Stolck y Antonia Palacios),  se valían  del género epistolar y confesional,  y  nunca   se atrevieron  a apartarse de los recursos tradicionales de la escritura, y mucho menos a “invadir” los espacios (temáticos, discursivos, históricos y  socioculturales)  reservados a los escritores.

            Las escritoras de los sesenta  incorporan nuevas forman y utilizan con gran osadía otros  recursos  narrativos, como los planos cinematográficos, el  monólogo interior;   dialogismo  (diversidad de puntos de vista en el discurso);  polifonía  (utilización de diferentes voces y  diversificación del protagonismo de los personajes),  y sobre todo, experimentan  audazmente al escribir con toda libertad sobre la realidad circundante y abordar el contexto social, cultural y político. Estas escritoras enfrentaron no sólo el discurso patriarcal, vigente en la literatura de la época, sino que también desafiaron el discurso idealista y a veces  utópico  de los revolucionarios. (Ver capítulos: 14, 17, 23, 25, 37 y 50).

 

 

Del murmullo a la protesta. La  toma  de conciencia de una generación.

La historia, el discurso, la escritura.

 

Se puede decir que  en   No es tiempo para rosas rojas, estamos ante una novela de la transición,  en lo que respecta a la escritura  de la mujer, al pasar, casi inadvertidamente,  aunque con paso firme, del murmullo de los primeros capítulos, a la abierta protesta de los capítulos finales, y al mismo tiempo se trata de la “puesta en escena” del proceso de  toma de conciencia  de la narradora/protagonista que  refleja la toma de conciencia de toda una generación.

 

La historia:

En  No es tiempo para rosas rojas  se trata básicamente de una historia de amor, entre una joven universitaria y un guerrillero, pero al mismo tiempo se trata de la historia de un desengaño y de la adopción de una  nueva  actitud ante la vida. En la historia, habría que aclarar algunas claves: 

a) En primer lugar el hecho de que  no tenga nombre, ni apellido que la identifique,  se debe a que esta joven  busca su propia identidad. Ella se siente innombrada  porque no está segura de su papel, ni de su lugar en el mundo; 

b) Hacia el final de la novela (Ver  Cap. 52), la joven encuentra las claves de su papel en el mundo y mediante un atropellado discurso, expresa su rechazo a la situación en la que ha estado, hasta aquel momento, involuntariamente inmersa.

c) Otro punto que merece ser  aclarado es el del aparente suicidio de la protagonista. Aquí el final de la novela queda abierto, en ningún momento se encuentran  referencias explícitas sobre un suicidio o sobre la muerte de la protagonista. Se trata más bien de una muerte metafórica al  regodearse  imaginando su propia muerte, luego de haber pensado en ingerir unos  somníferos. Resulta obvio que la protagonista no se suicida por cuanto el primer capítulo, corresponde  al final  del libro, cuando la narradora comienza a  contar la relación entre la joven y el guerrillero.

 

El discurso:

En la novela nos encontramos con varios discursos: el discurso amoroso (Ver Caps.  1, 7, 13, 27,  42-46, 48  y 49); el discurso revolucionario (Ver Caps. 5, 10, 12,  30, 33 y 41);   y   el  discurso  utópico (Caps. 16, 18 y 19).

En el discurso amoroso, la narradora plantea  una nueva manera de asumir el amor y el matrimonio, al igual que el sexo: “seguirán compartiendo esa complicidad inteligente, mitad amigos/mitad amantes, y el mar de todos los colores perdiéndose en la tarde, las noches resbalando suaves por el cerro...” (Cap. 40, p.177); y las relaciones afectivas en general, para crear un  nuevo modelo de pareja humana, más acorde con la realidad: “Se trataba de algo mucho más sencillo, pero tal vez más pretencioso, y era como inventar una nueva forma de vivir, un nuevo modelo de pareja humana, mucho más natural, con alegría...” (Cap. 27, p. 126).

En el discurso revolucionario nos encontramos con una visión alienada del mundo, en momentos en que ya había sido vislumbrado el fin de las ideologías, primero, por los filósofos, críticos del marxismo,  de la llamada Escuela de Frankfurt (Teodore Adorno, Herbert Marcuse, Horkheimer,  Walter Benjamin, et al);  y años más tarde  ratificado por: Roland Barthes, Michel Butor,  Emile  Ciorán,  Edgar Morin, Maurice Blanchot,  Jacques Lacan y Philiphe Sollers, entre otros.

En cuanto al discurso utópico nos encontramos con dos utopías: la utopía galáxica-planetaria, al referirse a  una generación de “elegidos”,  galáxicos, autodeclarados   como seres especiales, predestinados, frente a los terrícolas  aburridos y torpes  de quienes se burlan  a la vez que los critican abiertamente; y  una  utopía  revolucionaria, expresada en la alienación de los guerrilleros  que  “... cumplen la misión sagrada de salvar a la humanidad, al mundo, al continente y al país...”  (Ver Caps. 10, p. 57;  30,  p. 137  y  16, p. 81).

 

La escritura:

Podemos decir que  en  No es tiempo para rosas rojas, se trata de una literatura  urbana, donde la ciudad de Caracas ocupa un lugar protagónico. También se trata   de una literatura de la violencia, por estar enmarcada en la década violenta; y por último, de una literatura de la innovación, al considerar la incorporación de  novedosos recursos literarios, y de nuevas técnicas narrativas (la novela fue escrita inicialmente en Iowa, USA, como un guión  de cine  y años más tarde, fue convertida en novela durante un viaje a Chile).

Parte de esta innovación  se haya presente en el trastocamiento del tiempo y el espacio, al utilizar planos intercalados;  por tratarse de una novela escrita desde el habla común del grupo y  utilizando abiertamente el montaje cinematográfico,  y  sobre todo   por  la exposición  de una visión totalizante del mundo, en contraste con la visión parcializada y profundamente ideologizada del guerrillero.

También  es una novela lúdica, debido al goce de  la  experimentación;  y onírica, al utilizar el lenguaje de los sueños y de la imaginación. Considerada por algunos analistas literarios como “escritura de la disidencia”, en   No es tiempo...  nos encontramos con la denuncia de algunos paradigmas  “revolucionarios”,  y con el cuestionamiento de   ciertos términos, como el término “revolución” (Ver Cap. 30, p. 137),  y  de ciertos  actos, como el fusilamiento  de un “camarada”  (Ver Cap. 33, p. 149),  hecho éste que marca el fin del encandilamiento  amoroso de la joven y el  comienzo del desengaño.

CONTENIDO:


- Los años sesenta.  Cambios a nivel mundial  y sus efectos.          Pag.    1 

- El salto generacional  en la vida y en la escritura.                                   5

- Del murmullo a la protesta. La toma de conciencia de una

     generación: La historia, el discurso, la escritura.                                     7

- Preguntas y Respuestas.

 

NOTA: Existen  otras posibilidades de estudio en la novela, que requerirían una charla  más extensa.

 

Esta Charla fue comentada en   Reunión con los  cursantes del Postgrado de Literatura de la UCV, el 29 de Enero de 2004, en la  Librería LIBERARTE  (5 pm.).  Anteriormente fue presentada por la autora en el Colegio Santa Rosa de Lima, el 6 de Junio de 2003.

 

 

 

 

 

 


 

 
                                   APUNTES PARA UN TALLER

 QUÉ ES UN TALLER LITERARIO

            En términos generales, un Taller Literario es una práctica experimental en la cual un grupo de escritores, guiados  por un profesor, facilitador, o escritor guía, comparten criterios sobre la creación literaria, los diversos géneros y la propia creación, con miras al incremento y posterior perfeccionamiento de las cualidades creativas de los participantes.  Visto didácticamente, el taller literario es un ámbito de aprendizaje, un laboratorio, un espacio de confrontación entre los escritores y una forma de evaluación colectiva.

            Desde la perspectiva de la propia creación, el taller literario promueve la concreción y el desarrollo de la voz interior que todo escritor escucha, quiéralo o no,  durante el proceso de la creación y que a la vez configura el universo virtual de los posibles lectores. En síntesis, un taller literario es un campo de experimentación donde los escritores se exploran a sí mismo a la vez que se confrontan  con los demás,  no solo como escritores sino como personas tolerantes y abiertas a la creación artística.

            Los talleres literarios resultan de gran importancia como espacio de confrontación de la propia escritura,  con  los textos de otros escritores.

 Objetivos del taller literario:

            Entre los objetivos específicos del taller literario tenemos:

            -Afinar y enriquecer la sensibilidad, la imaginación creadora y el poder perceptivo de los participantes, con respecto a la  propia escritura y la de los compañeros del taller.
 
            -Desarrollar el sentido crítico, acompañado de la tolerancia y la comprensión hacia la obra ajena. Toda relación dinámica entre personas se convierte en un proceso de creación que siempre tiene como consecuencia la mutua transformación;

            -Estimular la confrontación entre escritores que presenten niveles de realización semejantes, mediante lecturas críticas, a fin de incrementar  la capacidad autocrítica del tallerista. Siempre se escribe para un lector hipotético que generalmente es el propio escritor;

            -Contribuir a crear la  disciplina que requiere un oficio tan exigente como la  literatura y al mismo tiempo, estimular el desarrollo de los hábitos de lectura, estudio y escritura.

            -Promover el análisis de textos “modelo” que comprenda: Los espacios del texto. La Estructura. El Contexto. Diacronía y Sincronía de un texto. Intertextualidad. Ritmo. Lenguaje. El narrador. Los géneros literarios (cuento, novela, poesía, ensayo). Las técnicas narrativas. Teoría y Crítica literarias y  Metodología, entre otros puntos a enfocar...

                                                                  *******                                                                                                Roland Barthes  (Par lui même), opina  que "La novela  es forma antes que historia, o lenguaje. Lo esencial en la escritura de una novela está representado por la estructura y tanto el lenguaje, como el argumento..."

 


DECÁLOGO  PARA  ESCRITORES QUE COMIENZAN

 Como toda escritura se va construyendo por deslindes, es preciso, para los escritores que comienzan,  seguir los  pasos  del siguiente decálogo:

 1.- La decisión:

Primero habría que preguntarse por qué  quiero escribir y no dedicarme a otra cosa, o simplemente disfrutar del tiempo libre, del ocio no necesariamente creativo. Después, habría que tomar la decisión  de convertirse en escritor, para lo cual se debe contar con la profunda certeza de la necesidad de cruzar esa línea imperceptible entre la realidad y la ficción; entre la verdad y lo inventado; entre lo cierto y  lo imaginado; siguiendo siempre los espejismos de la mente. 

 Generalmente se comienza a escribir de manera espontánea, por  pulsión, pero este entusiasmo inicial debe ser reforzado con  la decisión de convertirse en escritor, para lo cual habría que contar con  la  factibilidad de tal  propósito.

 
2.- El género:

 Ya desde los primeros textos escritos por impulso, se comienza a delimitar el género en el que vamos a sentirnos más a gusto, sea éste  ficción (cuento y novela) poesía; teatro; ensayo; crónica; testimonio...

 3.- El tema:

Aunque el tema  no es lo fundamental en la narrativa, es necesario adoptar uno que sirva de contexto, aunque siempre supeditado al lenguaje y a la estructura. Por lo regular, el tema ya se encuentra inmerso en los propios escritos y su escogencia se produce entre las diversas opciones disponibles dentro del texto.

 4.- El título:

Muchas veces encontramos el título antes de comenzar. Se presenta como un chispazo, como una revelación, como un insight,  y se puede escribir a partir del mismo. Otras veces  lo encontramos en el trayecto de la historia y no pocas veces, sólo al final. El título puede ser cambiado en el transcurso de la escritura del cuento, o la novela. Una sugerencia, cuando hay dificultad para decidir sobre el título, sería la de elaborar una lista  con los títulos posibles contenidos en el texto ya concluído, y escoger el título definitivo, algunas veces hasta con ayuda externa, presentando la lista a otras personas, no necesariamente escritores.

 
5.- El índice:

En el caso de una novela, es conveniente preparar un índice tentativo de su contenido para ser utilizado como “hipótesis de trabajo”. El índice puede ser modificado durante el proceso de la escritura y el mismo sólo tiene la finalidad de guiar al lector.

 6.- La voz del escritor:

Buscar el tono apropiado, la voz del escritor, del “duende” que nos va dictando mientras escribimos, es uno de los requisitos indispensables para toda escritura. La voz del escritor, propia e inalienable,  es la conductora  de  los mecanismos más profundos de la escritura, tales como la intuición y la percepción de la realidad circundante y, ayudada por la visualización de lo que se va narrando, dispara el desdoblamiento del escritor hacia la búsqueda de soluciones de forma y contenido, entre éstas, la construcción de  personajes.

Cada personaje, por más diferente que sea del escritor, está basado en su vida real al formar parte de su imaginario, de su cosmovisión, ya provenga de una experiencia íntima o exterior que haya tenido impacto en su psiquis, o se trate de la lectura de un libro, o de la historia referida por alguna otra persona.  Debemos escribir como si le estuviéramos hablando a otro, al lector imaginario que en un acto de desdoblamiento podría ser el propio escritor.

7.- Los recursos narrativos:

 Una vez encontrado el tono y sintonizada la voz del escritor que nos va dictando mientras escribimos, se procederá al empleo de los diversos recursos narrativos (metáforas, imágenes, modos verbales, aliteraciones, anáforas y símiles, entre otros) que conjuntamente con  la ambientación, la trama, el vocabulario, el argumento y el desarrollo de los personajes, nos ayudan en la búsqueda de  soluciones, siempre apoyándonos en la memoria y la imaginación, además del sentimiento y la sensualidad.

 8.- La verosimilitud:

 El empleo de la experiencia personal del autor (bioficción), o la base real de lo que se va a narrar, resulta indispensable en la construcción de toda narración. No tenemos que confundir las experiencias personales  con la vivencia íntima del  autor. Se puede tomar como experiencia lo que nos impacta en un determinado momento, sea esto la lectura de un libro, una película; un suceso contado en la TV, o en la radio, un accidente, la historia de un amigo cercano o cualquier otro acontecimiento, o situación cotidiana que haya pasado a integrar nuestro imaginario. Se puede escribir sobre algo que nunca ha ocurrido, pero necesariamente tiene que parecer verdad. Sin la verosimilitud no hay narración posible.

 9.- La erudición:

Habría que declarar un NO rotundo al  discurso erudito, elaborado  para impresionar al lector. La erudición sólo podría ser empleada con éxito cuando enriquece la narración,  en el caso de una disertación atribuída a uno de los personajes, o en un diálogo, pero en ningún momento deberá ser usada  para apabullar a los lectores.

 10.- La información:

Al igual que lo recomendado para la erudición, la información sólo deberá tener el propósito de situar a los personajes en un contexto histórico  y en un ambiente particular, de lo contrario, se corre el riesgo de transmitir información inútil, información-basura.

 

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NOTA: Tomado de: Antonieta Madrid. En la Cámara Oscura.