jueves, 23 de junio de 2016

Ponencia presentada en la UNIMET en el Foro "Mujeres Ensayistas Latinoamericanas, siglos XX y XXI".


 



EL ANCHO MAR DE LOS SARGAZOS.

Una Metáfora  Anticolonial.

 

                                                        Por: Antonieta Madrid.

 

“La descolonización siempre  es un fenómeno violento (...). Su extraordinaria importancia reside en construir, desde el primer momento, el mínimo de demandas de los colonizados. Para decir verdad, la prueba del éxito consiste en que el cambio de las estructuras sociales se opere en profundidad”. (Franz Fanon. Los condenados de la tierra).

 

Concluída luego de innumerables revisiones y agónicos rechazos a cada nuevo intento, Wide Sargasso Sea  (“El ancho mar de los Sargazos”), de la escritora inglesa Jean Rhys, nacida en las Antillas (Rosseau, Dominica), de padre inglés emigrado (médico galés) y madre antillana blanca (de Martinica), agrega a la documentación histórica  sobre las Indias Occidentales, el conocimiento vivencial y afectivo de estas islas al  reflejar el colapso de la sociedad “criolla”, después de la emancipación, cuando los criollos fueron relegados a una adaptación enfermiza a Europa y el sentimiento de alienación y desarraigo de la protagonista, Antoinette Cosway, es común a todos los criollos que vivieron las consecuencias de esta desculturación.

 

Ambientada entre Jamaica y Dominica en la época  inmediatamente posterior a la emancipación de los esclavos, publicada por primera vez en 1966, bajo el sello de Andre Deutsch y  más tarde, en 1968  por Penguin Books, la novela,  estructurada en tres partes, explora en la primera parte cómo Antoinette Cosway, producto  de una sociedad decadente y  resentida desde la liberación de los esclavos, cuyas supersticiones compartieron alguna vez los blancos, aparece como una consecuencia lógica de  aquel caos al reflejar en la ficción los estragos causados por la desculturación en los antillanos blancos.

 

            La segunda parte  de la novela tiene por escenario las islas Windward, Dominica, el pueblo de Massacre y la casa de Granbois, donde  transcurre la luna de miel  de Antoinette y Rochester, el inglés que inconsultamente le ha sido  asignado como marido y quien describe su llegada a las Antillas, el matrimonio con la joven y hermosa heredera y las desastrosas consecuencias de tal unión, al oponerse el pragmatismo metropolitano del ingles al romanticismo iluso e impráctico de la antillana. Cómo se va incubando el odio en la psiquis analítica y engreída de Rochester  al sentir celos de la felíz comunión de su esposa  con el paisaje fantasmagórico que él tanto teme y odia y cómo  la amenaza verde contribuye a desarrollar  la paranoia de Rochester:

The trees were threatening and the shadows of the trees moving slowly over the floor menaced me. That green menace”, (Trad.: Los árboles eran  amenazantes y las sombras de los árboles, alargándose lentamente sobre el suelo me  amenazaban.).

 

En la tercera y última parte del  libro, la narración descansa de nuevo en la heroína, esposa de Rochester y esta vez el escenario es Inglaterra, el ático de Thorfield Hall desde donde Antoinette narra el inevitable desenlace de la tragedia, la repetición del ciclo de violencia que arruinó su vida, cuando aún era una niña, con el incendio de la casa de Coulibri,  en una revuelta de negros, que sumió a su madre en la locura y costó  la vida  a su hermanito Pierre...  Al mismo tiempo que se establecen puntos de contacto entre dos culturas: la emergente cultura antillana y la disuelta subcultura criolla, Jean Rhys enfatiza en la degeneración moral de ambas, aunque habría que reconocer que  la incurable nostalgia de la autora por esa tierra fantástica, contribuyó al logro de una verdadera hazaña imaginativa, lindante con  lo misterioso, gracias a las vívidas descripciones de las prácticas Obeah,  de los sueños, pesadillas, delirios y otros estados extraordinarios de conciencia.

 

Al final de la novela, Jean Rhys  nos relata  el sueño, como una premonición de su holocausto y en la psiquis del lector queda grabada una imagen de luz, en oposición a los tenebrosos corredores de Thornfield Hall, la imagen de una mujer enajenada que lleva en la mano  una antorcha encendida, escaleras abajo, dispuesta a la consumación  del sacrificio último, al que ha sido conducida por su incontenible pulsión de  muerte:

“I follow him, sick with fear but I make no effort to save myself; if anyone were to try to save me, I would refuse. This must happen… (Trad.: Lo sigo, muerta de miedo pero no hago ningún esfuerzo para salvarme; si alguien tratara de salvarme, lo rechazaría. Esto debe ocurrir. (W. S. S. Pag. 50).

            La novela  (Wide Sargasso Sea)  trasciende  la experiencia puramente personal de la blanca criolla con un marido inglés. Además del contexto sociocultural e histórico  (la historia narrada, el paisaje...), nos encontramos  con una intensidad lírica en el trabajo de ficción que sugiere la existencia de algo mucho más personal, tanto para la autora como para los lectores  y estudiosos interesados en este corpus temático, en el que dos climas culturales  contrastantes (Europa y las Antillas); dos paisajes, dos sociedades, dos maneras de sentir, dos formas diferentes de apropiación del mundo, constituyen, más la expresión de  una dualidad que la exploración literaria de esa misma realidad. Los nuevos estereotipos de las sociedades Indo Occidentales, al  presentarnos simplemente la dramática escena  de blancos  contra negros y viceversa, solo distorsionan y trivializan nuestra comprensión del problema que el libro de Jean Rhys nos aclara ya que se trata de algo mucho más complejo.

 

            Casi todos los libros de Jean Rhys (unos once en total), mundialmente conocidos y traducidos a varios idiomas, presentan escenarios urbanos: los  cafés de París, las pensiones de Bloomsbury, los cuartos amoblados de Notting Hill Gate, evocados con amarga poesía. Sólo en las vívidas descripciones de las Antillas  en sus novelas Wide Sargasso Sea y Voyage in the dark , al plantear  la confrontación de dos mundos alienados e incompatibles se siente ese toque mágico de sensualidad y es que en la vida como en la ficción prevalece la trágica historia de la división racial en el Caribe, con el consecuente saldo de desidentidad, alienación y desculturación  entre las minorías criollas de las depauperadas plantaciones.

 

              La importancia literaria de Jean Rhys, cuyo verdadero nombre es Gwen Williams, además de los logros estéticos y técnicos de su escritura, consiste también  en haber sido, junto a tres novelistas más  (Shandy Allfrey: The orchid house, 1953; Geoffrey Drayton:  Christopher, 1959 y J. B. Emtage: Brown Sugar, 1966),  la primera escritora en abordar  el problema de las minorías blancas criollas, ausente  en la novelística del Caribe anglófono. Igualmente podría resultar arbitrario  referir Wide Sargasso Sea  a la novela europea o a la novela de las Indias Occidentales ya que se trata de una escritura que se sostiene a sí misma como una obra de gran poder imaginativo e indiscutible  belleza literaria  y perfección técnica.

 

            Kenneth Ramchand, en su  libro The West Indian Novel and its background, publicado en 1970, coloca la obra de Jean Rhys (Gwen Williams es su verdadero nombre), dentro del corpus novelístico que explora el trauma racial de los criollos blancos de las Antillas en evolución, junto a las ya mencionadas novelas  The Orchid house (1953),  Christopher (1959)  y Brown Sugar (1966). Mientras que las minorías criollas tienden a desaparecer y las clases negras crecen, el idioma (inglés) se va diluyendo y  entremezclando en un proceso de  transculturación lingüística (patois, creole y los diversos dialectos)  cuyas  clases sociales emergentes (comerciantes en su mayoría) se imponen, mientras que en  el proceso de  desculturación, los estragos son muy similares: desidentidad, pérdidas culturales y corrupción del lenguaje original a partir de la vivencia antillana.

 

            Antoinette habla un perfecto inglés, aprendido de su madre y en el Convento donde estudió, pero se complace en responder a su marido, Rochester, en el lenguaje “¿viciado?” de los negros y otras veces en patois, reflejándose este proceso, no solo a nivel lingüístico sino también a nivel del discurso enunciativo y sobre todo en el plano psicológico en la medida  en que fueron  interiorizadas las experiencias infantiles  y de la adolescencia durante la presencia (de la autora) entre las sociedades convencionales, donde las mujeres solo tienen adolescencia y juventud. Finalmente, se puede  concluir  que la originalidad de la novela reside en la  habilidad de la autora para examinar  contrastivamente , el encuentro de dos mundos: Europa y las Indias Occidentales, e igualmente en abordar la experiencia de las minorías criollas en las Antillas como una vivencia de índole colonial, como una extensión del proceso y un trauma más, causado por la colonia.

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(Este ensayo está contenido en el libro Lo Berllo/Lo Feo, de Antonieta Madrid, editado por la Academia Nacional de  Historia, bajo el  N° 43,  Caracas, 1983)

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