RESUMEN DE LA OBRA DE ANTONIETA MADRID:
Antonieta Madrid
ha publicado narrativa (cuento y novela), ensayo y crítica literaria. En
términos generales, su literatura de ficción se caracteriza por la mezcla de
imaginación y lenguaje, apoyados por la memoria, dando lugar a un realismo paródico con algunos rasgos
fantásticos y una cierta dosis de ironía, en su acepción de distanciamiento.
Podríamos decir que las constantes de su escritura, son el cuestionamiento y la
fusión de géneros; la importancia del fragmento y la estructuración; reflexiones sobre la
propia escritura y la participación del autor en el proceso y una cierta
una dosis de experimentación. Piensa que no sólo es importante lo que se
cuenta sino cómo se cuenta.
Su narrativa
(cuentos y novelas) es eminentemente urbana. Toda su obra, con excepción de
algunos relatos, está ambientada en ciudades
como Caracas, New York, París, Berlín, Atenas y El Cairo, entre otras,
que han servido de escenario a sus narraciones. Las novelas No es tiempo
para rosas rojas (Monte Avila 1975, 1983, 1993, 2005...); Ojo de
Pez (Planeta, 1990 y De raposas y de lobos (Alfaguara,
2001), son exponentes de la literatura urbana, al igual que los relatos de
Reliquias de Trapo (Monte Avila, 1972 y 2006), Feeling
(CADAFE, 1983 y Caja Redonda 1997) y Al filo de la vida (Bid
& Co. Editor, 2004). Escrita a finales de
los años sesenta, No es tiempo para rosas rojas refleja la toma de conciencia de toda una
generación. En esta novela, los personajes son arquetipos del momento histórico (la década violenta), caracterizado por la ruptura con los
dogmas ideológicos, culturales y
familiares, en sincronía con procesos
similares en el resto del mundo (el
movimiento Hippie y el Mayo
francés, entre otros).
En su escritura,
Antonieta Madrid siempre se ha planteado la búsqueda estética y la exploración
de una realidad reinventada, antes que el mero testimonio. Su método es la síntesis,
mezcla de imaginación y de memoria, expresadas mediante la bioficción y siempre
con un lenguaje depurado, de corte minimalista. Los personajes son construidos
en base a la fusión de modelos reales e imaginarios. Piensa que sin prestar atención a la estructura y al lenguaje, no habrá
crecimiento posible en la escritura,
sobre todo en la novela. Cree en la novela intelectual, de autor, tanto en su
intención como en su factura. No cree en escritores ingenuos, ni en la
escritura espontánea. Piensa que al escribir ficción, o ensayo, el escritor
debe estructurar cuidadosamente la obra,
debe pensar qué rumbo tomarán esas
páginas y cuáles elementos se van a conjugar en ellas, práctica que exige una
total distancia del autor con respecto a su biografía. Esta distancia es la que
le otorga lucidez al escritor, quien
está obligado a delinear, caracterizar y dar vida propia a los personajes que encarnarán las
diversas historias.
Las narraciones de A. M. tienen resonancia en el lector
porque la escritora usa un estilo basado
en la intensidad y la tensión. En sus relatos, los finales son siempre explosivos,
inesperados. Lo formal y lo expresivo se entrelazan. En sus novelas, la autora
expone enigmas y los resuelve y entonces viene el extraño juego entre la realidad cotidiana, la imaginación y la
realidad reconstruída. Los personajes de A. M. son vistos desde adentro,
mezclando lo fantástico con los hechos concretos. Y es que sus textos
están escritos desde una perspectiva de
irrealidad deliberada, donde lenguaje y aptitud creadora coinciden para tejer
una red de complejas significaciones.
Las novelas han dado origen a numerosas Tesis de Grado y Postgrado,
mientras que los relatos forman arte de diversas
antologías.
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