jueves, 29 de octubre de 2015

Taller Crítico sobre la novela "Limbos y Laberintos" de A. M.


 

TALLER CRÍTICO

                                                          

(Sobre la novela “Limbos y Laberintos”, de Antonieta Madrid)

                                                                                                                                

                                                                                                                                

                                                                       Las novelas,  y la narrativa en general,

                                                                      no están hechas de ideas,

                                                                       sino de formas: Formas de lenguaje,                 

                                                                       formas de expresividad.

                                                                       No tengo en mente una historia

                                                                       hasta que tengo la forma...

                                                                                         Susan Sontag

                                                                                     (Al mismo tiempo.

                                                                            La conciencia de las palabras)

 

 

         Integrada por narraciones independientes, modulares, que pueden ser  leídas en cualquier orden sin alterar el núcleo de la historia, “Limbos y Laberintos”  es una novela-tapiz, de tiempo circular,  estructura laberíntica y  lenguaje minimalista, que figura un viaje por la literatura y por la vida. También se podría hablar de una novela de situaciones, en clave fragmentaria, donde tramas breves y textos periféricos escritos desde el habla, se entremezclan lúdicamente.  Novela de la incertidumbre, de la transmodernidad crítica e imaginativa, también es una novela paisaje, abierta, elíptica, compleja, aunque intencionalmente imperfecta, plena de alteraciones como la vida misma, que transporta al lector hacia una realidad nueva, fugaz, escrita  desde la inmediatez y por último podríamos decir que también se trata de una novela-artefacto (artefacto = hecho con arte), donde  relatos cotidianos, con el añadido de la imaginación,  son convertidos en  artificios literarios, destinados a integrar un texto de  mayor extensión (cuento o novela)... 

        

         Ambientada en dos ciudades: Cáscaras (¿Caracas?) y Atenas, aunque desde una perspectiva  desterritorializada,  el nomadismo  geográfico y cultural desplaza la escritura  hacia un tercer espacio huidizo y crepuscular, que sitúa la novela en  una estética globalizadora, integradora de los valores universales de las culturas en juego, y en el ars narrativo de una escritura aparentemente descolocada, aunque ubicable en un ámbito estrictamente  estético. Mediante una estructura abierta, caleidoscópica, las diversas historias de la novela, espejean, privilegiando la hibridación de géneros (narrativa, ensayo,  crónica, oratoria, reflexión, bioficción y  poesía, entre otros) y el  replanteamiento de algunos mitos (“Polifemo y Galatea”, “Medusa y Perseo”, “Ariadna”, “Teseo  y el Minotauro”), como  símbolos del  poder devorador, incompatible con las fuerzas creadoras del espíritu, que llaman a la reflexión del lector.

        

         Al ofrecer la posibilidad de múltiples lecturas a través de la variedad de textos,  el rol protagónico se diluye y ya no tenemos  héroes descollantes, sino un antihéroe pusilánime (Tasio) y una heroína (Ariadna) confundida, entre otros personajes que actúan con igual relevancia dentro de la novela, dando lugar a una polifonía, expresada en las distintas voces de los personajes,  y  a un  dialogismo, explícito en la  contraposición de los diversos puntos de vista explícitos en los discursos de los personajes y en la fusión de géneros y estructuras. Al integrar la narrativa, el ensayo y el texto crítico, además del empleo de recursos narrativos como  el monólogo y el diálogo, pasando por el diario, las noticias de prensa y hasta informes burocráticos, se podría decir que en “Limbos y Laberintos” estamos ante una novela-híbrida, novela-collage,  anamórfica y caleidoscópica, escrita en clave fragmentaria, que  refleja el diario devenir con todos los avatares de la cotidianidad. Ya alguien dijo una vez (¿Camilo José Cela?): “La novela es un trozo de  vida y la vida no tiene argumento...”

En un plano desacralizador de los mitos, tenemos que el personaje, Ariadna, es un nuevo modelo de mujer, cuyas únicas armas son la intuición creadora, el amor y la astucia defensiva contra la  fuerza física, la arbitrariedad del poder incuestionable de las instituciones expresado por una narrativa abstracta y plural, mediante la imbricación de géneros y la puesta en escena de la cosmovisión de su autora. También “Limbos y Laberintos” es una historia de amor, y desamor, como se puede ver al final de la novela, cuando  Dionisos Palaris  recoge a su amada Ariadna en la isla de Míkonos, en el yate “Merlina” y viajan a Nueva York donde Ariadna   reencuentra a Tasio, por casualidad, en un cocktail party de la ONU.  En  cuanto a  Medusa, (Sandra Kalathos), estaríamos ante una mujer contemporánea, con todos los defectos y alienaciones que le son propios.

 

Novela de la transición y el desplazamiento interno (sueños,  delirios, esoterismo), y externo (expatriados, diplomáticos, autoexiliados como Don Lorenzo de los Arcos, entre otros personajes menos conspicuos), los textos de “Limbos y Laberintos”  espejean y se complementan entre sí dando lugar a una novela-caleidoscópica  que bordea los límites entre la literatura convencional y la escritura fragmentaria, aún no asumida por la mayoría de los lectores. Escritura de la Intemperie, novela-artefacto, compuesta por fragmentos, elementos de la bioficción y textos periféricos escritos desde el habla, imbricados e intencionalmente descolocados y que una vez desprendidos de los intersticios de la totalidad, se complementan entre sí como en un puzzle,  la lectura de esta novela es un reto  para  el lector.  

        

         Adscrita  a una forma de realismo paródico, casi en un grotesco situacional, la novela también funciona como una metáfora de la realidad donde las vidas entrecruzadas de los personajes se desenvuelven en una cotidianidad que refleja la lucha del ser humano ante la certeza de la muerte segura y sus aspiraciones de libertad. Por último, como una expresión del cuestionamiento de la propia escritura, en la novela que se escribe y se critica a sí misma  se encuentran  varios planos de oposición: entre el espíritu creativo y el poder devastador de la realidad; entre el individuo que piensa y la inercia automatizada del aparato burocrático institucional y anónimo; entre la fecundidad del amor y la esterilidad de las pasiones destructivas que pretenden sustituir los anhelos más genuinos, por posiciones de dominio.

        

         Finalmente, tomada como una aventura de la imaginación, aunque siempre con  un hilo anclado en el telar de la realidad, “Limbos y Laberintos” podría ser ubicada en el corpus narrativo de la llamada Novela de la Posmodernidad, de la  Transmodernidad, o de la Globalidad, donde la forma, el fragmento, la polifonía, el dialogismo  y la hibridación de géneros, funcionan como  alternativas ante la crisis de ubicuidad y contextualización propias de nuestra época...  Con la publicación de esta novela, Antonieta Madrid completa un ciclo de su escritura, El ars narrativo de La Novela que se Cuenta a sí Misma, integrado por la trilogía iniciada con Ojo de Pez (Planeta, 1990),  continuada con De raposas y de lobos (Alfaguara, 2001) y concluída con “Limbos y Laberintos”.

 

        

 




 
 
 
 
 
 

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